viernes, 26 de noviembre de 2010

CAMINO REAL

 

 

 

 



 




Los caminos reales en Cundinamarca y en el resto del país, cumplían una importante función de comunicación entre regiones diferentes. Muchos de estos eran efectivas rutas que podían comunicar una región fría y una templada o cálida en poco tiempo, situación dada también por la pronunciada inclinación de muchas de las zonas montañosas por donde transitan. Este es el caso de algunos caminos que rodean la sabana de Bogotá, como la ruta Bojacá - El Ocaso.

Su ubicación marca el límite de la sabana y el inicio de escarpadas cuestas en descenso hacia las calidas tierras del Tequendama, a pueblos como Tena, Cachipay y La Mesa. El fin principal de este camino, de dimensiones más modestas que caminos como el de Guane - Barichara o Honda - Bogotá, era el intercambio de mercancías y transito de personas como parte de una extensa red de caminos reales entre los diferentes poblados de la región del Tequendama.

El camino desciende por un boquerón muy cerca del casco urbano de Bojacá. Casi inmediatamente al comenzar el descenso, un empedrado uniforme y resbaloso da la bienvenida al bosque de niebla por donde transcurre con algunas interrupciones, uno de los caminos más conservados de Cundinamarca. El recorrido por el bosque hace de este sector del camino uno de los más interesantes en materia de biodiversidad, pues la espesa vegetación sirve además de refugio de aves, pequeños mamíferos, reptiles e insectos.

Mientras avanza el camino hacia El Ocaso, la temperatura sube y la ruta continúa por paisajes de haciendas ganaderas y cafeteras, custodiadas por las peñas que se dejaron atrás y desde donde escurren una buena cantidad de corrientes de agua que forman el Río Apulo. En el punto conocido como "Dos Caminos" se encuentra este camino, con el que desciende desde Zipacón, pueblo con una hermosa capilla doctrinera, única en la región. Posiblemente la antigua casa que se encuentra en este punto, haya servido como posada para los viajeros en la travesía hacia la zona de La Mesa, o hacia la sabana. Desafortunadamente la casona está bastante deteriorada.

Pocos metros después de Dos Caminos continuando con el descenso, se llega a otro de los atractivos de la ruta; un antiguo puente colgante sobre el Río Apulo. El empedrado luego da paso a un camino afirmado con cemento, que permite el ingreso de vehículos a las haciendas del Ocaso, corregimiento de clima cálido, perteneciente a Zipacón, y que al igual que otros poblados cercanos como La Esperanza o San Javier, fue lugar de veraneo en el que tenían sus fincas muchas familias prestantes de la capital, durante la primera mitad del siglo XX, cuando aún pasaba el tren hacia Girardot, obra que trajo consigo el levantamiento de casonas, hoteles, clubes en los pueblos por donde transitó.


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